Genérico 4min de Leitura - 18 de septiembre de 2020

Los celulares pueden convertirse en rastreadores de aquellos que adquieran COVID-19

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Apple y Google, planean que los smartphones se conviertan en dispositivos de rastreo para infectados con Coronavirus.

Los duros de la tecnología, Apple y Google se han unido para desarrollar una herramienta de rastreo que ayudará a la gente a saber si han entrado en contacto con alguien infectado con COVID-19.

Como parte de esta nueva iniciativa, ambas empresas deberán lanzar una API, que los organismos públicos puedan integrar en sus aplicaciones. También contará con una plataforma interna que utiliza señales de baja potencia de Bluetooth (BLE) para permitir el rastreo de forma opcional.

Las APIs deberían estar disponibles a mediados de mayo para Android y iOS, con la propuesta que en algunos meses se lance un sistema de rastreo más amplio.

Ambas marcas dijeron que la privacidad, la transparencia y el consentimiento son de suma importancia para este proyecto, y que estas funciones se construirán consultando las partes interesadas.

Esta noticia, surge en el momento que los gobiernos de todo el mundo están recurriendo más tecnologías, como el rastreo de teléfonos y reconocimiento facial para combatir la propagación del virus.

En el estado de São Paulo, por ejemplo, se llegó a un acuerdo con las compañías telefónicas para utilizar la base de datos proporcionada por ellas.

A través de sus antenas, se podrá saber el momento en qué se encuentran muchas personas en el mismo espacio, también la ubicación de la aglomeración.

Aunque, dicen no tomar ninguna información; sólo se usa para conocer la presencia de teléfonos celulares en cierta cantidad en un lugar. De esa manera, sería posible saber si hay alguna fiesta, o si algún centro comercial ha abierto sus puertas sin la debida autorización.

A finales de marzo, el Gobierno Federal dijo que haría algo similar a nivel nacional. Sin embargo, a mediados de abril, se paralizó temporalmente tal operación, sin que siquiera se pusieran en marcha.

«La herramienta se utilizará solamente si los análisis garantizan la eficiencia y la protección de la privacidad de los brasileños», dijo Marcos Pontes, Ministro de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones.

Sin ubicación

A diferencia de las aplicaciones existentes desarrolladas por diferentes países que utilizan el rastreo de la ubicación para hacer cumplir las normas de cuarentena, el sistema propuesto por Apple y Google no implica el rastreo de la ubicación de los usuarios u otros datos de identidad.

Más bien, utiliza el Bluetooth para determinar si alguien ha estado cerca de otras personas que han dado positivo en la prueba del COVID-19, asegurando que la privacidad personal no se vea comprometida.

Las empresas reforzaron que los usuarios tendrán que dar su consentimiento explícito para que el sistema funcione. También significa que, para que sea eficaz, millones de personas deben participar, lo que exige que Apple y Google produzcan herramientas de privacidad adecuadas antes de que sean lanzadas a grandes populaciones.

¿Cómo funcionaría?

De acuerdo con el informe oficial publicado por Google, cuando dos personas entran en contacto próximo, sus teléfonos intercambian señales de identificación anónimas, sin ninguna información personal.

Si a uno de los dos es diagnosticado con Coronavirus, la persona infectada puede introducir el resultado de la prueba en una aplicación de alguna autoridad de salud pública que esté integrada en el sistema.

Luego, la persona tiene la opción de permitir que se carguen los datos sus desplazamientos en los últimos 14 días, es decir, los lugares por los que ha pasado – la mayoría de los teléfonos móviles vienen configurados de fábrica para registrar los movimientos de su dueño, esta opción puede ser desactivada en cualquier momento en los ajustes.

Se enviará una alerta a cualquier persona cercana a la persona con una prueba positiva, si hay una señal en el dispositivo que corresponda a las señales de transmisión de todos los que dieron positivos en la región.

El sistema de Apple y Google es similar a TraceTogether, una aplicación desarrollada por funcionarios del gobierno de Singapur para realizar el seguimiento de las personas infectadas a través de Bluetooth.

La aplicación, ahora de código abierto, utiliza las lecturas del RSSI (Indicador de intensidad de la señal recibida) entre dispositivos para determinar la proximidad y la duración cuando se consiguieron los dos individuos.

Los registros de estos contactos se guardan en sus respectivos teléfonos durante 21 días. Aplicaciones como COVID-Watch y PrivateKit MIT: de la misma forma, Safe Paths, tienen una mezcla de datos de GPS y Bluetooth para rastrear a las personas que se han cruzado con otras durante un período de 14 días.

Privacidad vs. Pandemia

La necesidad de mantener bajo observación a las personas infectadas y mantener cuarentena ha llevado a los políticos de todo el mundo a adoptar fuertes medidas de vigilancia.

Hasta ahora, unos 30 países han implementado el rastreo de teléfonos inteligentes, y en algunos casos incluso exigen que los ciudadanos envíen una foto de sí mismos en casa en 20 minutos (bajo pena de multa)

La Unión Europea dijo que realizaría importantes medidas para utilizar aplicaciones móviles para rastrear la propagación del Coronavirus.

Lo que también incluiría un método para usar datos agregados anónimos para rastrear a las personas que entran en contacto con los infectados y vigilar a los que están en cuarentena.

Aunque, países como Corea del Sur han logrado reducir el contagio con la ayuda de un programa de rastreo de teléfonos móviles, todavía hay dudas acerca de lo que los dueños de los dispositivos aceptan. Por ejemplo, si los usuarios pueden optar por no participar antes de que se tomen y almacenen esos datos, sin tomar en cuenta el posible riesgo para la privacidad y la seguridad digitales.

También hay preguntas sobre cuánto tiempo continuará la recolección de datos y cuándo se acabará. También es esencial asegurar que los datos anónimos recogidos no puedan ir en sentido contrario, sirviendo de puerta de entrada a búsquedas más profundas de información.

Después de todo, toda iniciativa de recopilación de datos y vigilancia digital debe estar científicamente justificada y ser considerada necesaria por los especialistas en salud pública.

Cualquiera que sea el contexto, la carrera por contener la diseminación de COVID-19 y controlar la situación, requiere un equilibrio adecuado entre la transparencia, brindar atención a las necesidades de la salud pública y los derechos civiles.

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