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Cada foto tomada con un celular se convierte en un archivo guardado en el dispositivo o en un sistema de computación en nube. Estos archivos tienen un parte que está dedicada al registro de diversas informaciones, como fecha en que la foto fue tomada, hora, lugar, nombre del dispositivo, número de serie y, en la mayoría de los casos, el nombre del propietario. Estos registros adicionales son llamados metadatos, y no solo se encuentran en las fotos.
Prácticamente, cualquier tipo de archivo posee metadatos asociados, como documentos Word, documentos en Excel, archivos con extensiones PDF. Cada uno de ellos tiene sus propios metadatos, incluyendo informaciones como nombre del computador o dispositivo, el horario en que el archivo fue accedido, y las alteraciones realizadas.
Lamentablemente, por más que estos sean útiles para un sinfín de actividades profesionales y hasta para quien le gusta mantener sus carpetas de archivos organizadas, esos datos pueden ser usados para exponer la privacidad del usuario, dándole a posibles invasores información crucial para rastrear sus operaciones.
¿No será una exageración? No mucho, ya se sabe de casos de empresas procesadas por plagio, que, en verdad, alegaban tener archivos nuevos, auténticos, creados por ellos mismos, etc. Sólo que, como era de esperarse, los metadatos probaron que se trataban de archivos de otra compañía, que habían sido modificados para parecer documentos originales, ¿cómo? Pues, los registros de todo lo que se había alterado estaba guardado en los metadatos, así como si fuera un historial que registra toda su trayectoria.
De esa manera, hasta un documento Word enviado por un trabajador, como adjunto al correo electrónico a un cliente, puede tener consigo información importante sobre la empresa.
Entonces, ¿por qué fueron creado los metadatos si pueden representar un eventual problema de seguridad digital? La verdad, es que su contenido fue concebido hace siglos. O sea, desde tiempos antiguos, ese tipo de información es usada para clasificar, organizar y localizar.
Quiere decir que, definiciones y reglas empresariales, informaciones de dominios, detalles de seguridad y tags XML, sonmetadatos, y todos poseen mil posibilidades de uso.
Multiuso
Imagine la utilidad de los metadatos al gestionar archivos e información. En el almacén físico de una tienda virtual, por ejemplo, provee la localización, el número de caja, etiqueta y todo el sistema de clasificación, así como los registros del emisor y cuáles datos se necesitan incluir en el pedido, como número de teléfono de contacto para el momento de la entrega.
Por lo cual, más allá de permitir una gestión documental, llega a ser una herramienta estratégica. Como es el caso de la tecnología Data Warehouse, que se trata de la extracción y consolidación de informaciones provenientes de múltiples fuentes, reunidas en una base que permite ser consultada de diversas maneras por los directores.
Y cuando los metadatos se aplican de manera más amplia, representan una verdadera revolución en internet. Eso es el concepto de Web Semántica, que es una interconexión que da la oportunidad de que computadores y humanos actúen como colaboradores de una manera diferente.
En la Web Semántica, todas las informaciones están bien definidas, fácilmente identificables y clasificables por los sistemas de búsqueda. O sea, resultados generalizados o poco conectados con el propósito de la búsqueda serán algo cada vez más raro.
Así que, la Web Semántica debe ser vista como algo profundo, con el objetivo de hacer de Internet una base de datos global depurada. Será posible, entonces, obtener datos semánticamente interrelacionados y no apenas una lista de documentos en las búsquedas que hagamos en internet, que muchas veces ni tienen relación semántica entre sí.
Cautela en cada archivo
Los softwares poseen innumerables formas de recolectar datos de los usuarios. En Word, por ejemplo, las notas de pie de página pueden incluir información sobre otros autores, que son registradas en los metadatos.
Además de eso, existen funciones que permiten hacer que algunos cambios desaparezcan de la pantalla, pero seguirán apareciendo en los metadatos del archivo, como, por ejemplo, el cambio de nombres de propietarios, o archivos de imagen anexados, que fueron substituidos.
En ambos casos, los metadatos, registran que hubo un cambio de uno por otro, a pesar de que solo los más recientes fueron los que quedaron visibles, y los anteriores cambiados.
También, los metadatos pueden ser alterados por los propios usuarios. Existen medios para lograrlo, a través del sistema operacional o de softwares especiales. Dependiendo del caso, los metadatos puede que no sean confiables de manera aislada, demandando la presencia de otros registros para que se verifique su veracidad. Es por eso, que un funcionario malintencionado puede eliminar rastros de problemas causados por él mismo.
Claro, los metadatos pueden reducir la privacidad de los usuarios, debido a posibles exposiciones de informaciones, representando un problema para la seguridad digital, algo más notable en las empresas. Ya que se trata de registros con nombres de empleados envueltos en determinados proyectos, horarios y días en que están trabajando, entre otros.
En una invasión eventual, además de una exposición de archivos, que por sí solos pueden causar trastornos en una empresa, los metadatos pueden suministrar detalles sobre cómo es hecho el trabajo y qué profesionales están envueltos, por ejemplo, algo valioso en las manos de la competencia. Y es algo que puede ser hecho, aunque los invasores no consigan abrir los archivos, ya que algunos metadatos pueden ser visualizados sin abrir el archivo.
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